Wes empieza a distorsionar los costados (in)morales de sus personajes; en este caso presentándonos a un impúdico magnate millonario llamado Zsa-zsa Korda que debe concretar una serie de proyectos inmobiliarios que implican negocios sucios y delictivos -y que dan nombre a la película-, mientras lidia con funcionarios y viejos enemigos que buscan asesinarlo, y también con su hija Liesl.

En el cine de Wes Anderson todo es artificio: la milimétrica armonía compositiva de sus encuadres, con geométrico equilibrio visual y…